viernes, 27 de agosto de 2010

...Hoy cumplo 18 años y me llevan a la guerra ...



7 de febrero de 1939

Hoy es mi cumpleaños, hoy es el día en que me convertiré en un hombre, hoy cumplo 18 años y me llevan a la guerra. 


     Si no se cuenta, si no se transmite, si no se aprende de ella, la historia no es historia. O como dice el dicho, "Quien no conoce su historia esta condenado a repetirla". Por eso cuento aquí la historia de mi abuelo, para que aprendamos de lo mucho que nos puede enseñar un simple campesino analfabeto, para que su historia, su vida, no pase por las nuestras sin pena ni gloria. Quiero contar aquello que me puso la piel de gallina el primer día que lo oí, quiero compartir un pedazito de ídolo, un pedazito de genio, un pedazo de mi, un pedazo de nosotros, para que todos aquellos que tienen algo de Cobo, valoren el legado que nos deja, y para que los que no lo tienen valoren a los que sufrieron por nuestras libertades, para que sepan que en la historia de mi abuelo está la de miles de hombres y mujeres.



Mi abuelo siempre me ha enseñado que hay que compartir.


Un camión nos recoge en el pueblo, ni siquiera nos han avisado, oigo al pregonero de lejos, pero no llego a entender con claridad. Sin darme cuenta acabo dentro de un camión, con algunos mas como yo, que no sabemos porque estamos aquí, dicen que nos llevan a la guerra, pero no lo sé. Hoy es mi día, 18 años, ¿será verdad que ya puedo ir a la guerra?


     El 7 de febrero del 1939, el mismo día en que cumplió 18 años, alguien decidió que mi abuelo y muchos mas como el, ya estaban preparados para luchar en la guerra. Jóvenes a los que mas tarde se les acabó llamando la Quinta del biberón, jóvenes cuyas vidas fueron marcadas para siempre. Sin entender bien el porqué, ahora están defendiendo a la república; sin saber leer ni escribir, mi abuelo, sólo sabe lo que le cuentan; aprende de memoria coplas, refranes y canciones que recordará durante el resto de su vida, y que algún día nos contará con entusiamo, un entusiasmo, a veces, casi enfermizo. El no entiende (ni quiere entender) de banderas ni de nacionalismos. Esto es una crueldad contra la humanidad y esto no hay bandera que lo justifique. Está aquí, en las Trincheras del Ebro porque lo han traído metido en un camión desde Villarejo de Fuentes, su pueblo. En las trincheras se pasa mal, sobretodo hay frío y hambre, aunque a el no le hacen hacer trabajos duros, porque es joven, bueno, por eso y porque se ha hecho amigo del coronel. Supongo que por eso de ser los dos de Ciudad Real, debe ser que cuando estás lejos de casa y la vida pende de una bala, cualquiera que lleva en piel las marcas de tu tierra es casi como tu tierra misma.

     Por suerte, faltaba poco para que acabara la guerra, aunque ellos no lo supieran, así que la estancia en las trincheras se hizo dura, pero se llevo; seguro que siempre podría ser peor. 


 Vuelvo a estar en otro camión y vuelvo a no saber hacía donde nos dirigimos ahora. La guerra ya ha terminado. Para nosotros, los rojos, la guerra se ha perdido, aunque eso por aquí no se dice. Para nosotros, para ellos, la guerra no está perdida.


     Durante mas o menos un mes perderá mi abuelo su tiempo y su juventud, encerrado en un campo de concentración en Valencia, no se donde exactamente, pero se que había millones de personas hacinadas como animales que se dejaban morir, o vivir, quién sabe.. Horrible, cruel, brutal, triste..sólo eso me explica de su recuerdo en Valencia. Un mes mas o menos estaría mi abuelo en ese campo porque llegaría su angel de la guarda, el cura de su pueblo, aquel amigo de mi bisabuelo al que mi abuelo durante la guerra y antes de llegar al Ebro, llevaba comida mientras este se escondía en el monte, huyendo de su propia muerte. Mi bisabuelo era rojo, eso si lo sé, pero la amistad estaba por encima de eso, por eso mi abuelo aprendió lo que es compartir, lo que es la bondad y la lealtad, porque él le salvo la vida a un cura , un franquista, y tiempo mas tarde el cura se la salvo a él, un rojo!
     Hoy me entero de que en realidad el cura era un aval de mi abuelo. Los prisioneros debían tener avales pertencientes a diferentes grupos (Comandantes de la Guardia Civil, comandantes militares, párrocos, alcaldes, autoridades, o jefes o presidentes de entidades patrióticas de solvencia) para poder ser liberados.


Me vienen a buscar, dicen que me prepare, que me voy, por fin me sacan de aquí, por fin la libertad tiene rostro.



     Tiempo mas tarde, cuando aquello estaba ya en su pasado presente, mi abuelo atrabesaba Castilla para llegar de nuevo a Valencia, con su hermano Miguel, y un par de pastores mas, al mando de sus 1000 cabezas de ganado (las 1000 cabezas mas nombradas en el orgullo pastoril de mi abuelo) cuando la notícia de que los maquis rondaban por esas tierras de alguna manera les llegó, quizá con un asesinato. Con la incertidumbre en el cuerpo continuaron el viaje, pero se detuvieron, para desayunar pan chorizo y vino, con los maquis y el comandante amigo de mi abuelo, aquel manchego que le contaba romances en als trincheras,  pasaba de nuevo por su vida; Aquel hombre no se rindió a que la guerra acabará en abril del 39, hoy estaba al mando de aquella brigada de maquis.


     Mi abuelo, un hombre que le gana la batalla al tiempo de forma magestuosa. Un hombre singular, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero sobretodo un hombre justo, un hombre que luchó, luchó y luchó por seguir adelante, luchó por estar con los suyos siempre, costase lo que costase, luchó por llevar a cabo lo que le habían enseñado, luchó por tener una família y cuidarla, luchó por la justícia y la igualdad en la medida en que pudo. Luchó por que su historia no desapareciera, y de eso nos encargaremos...

     Hoy, espera ansioso la llegada de sus 90 años, ansiedad que transmite a los demás, ansiedad que se convierte en alegría, en ternura, en besos, en carícias....

Y es que 90 años es mucha historia que contar...

lunes, 16 de agosto de 2010

ELLA ME QUISO, A VECES YO TAMBIÉN LA QUERÍA




Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
 Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
       En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
       Ella me quiso, a veces yo también la quería.
¡Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos!
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
       Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
¡Qué importa que mi amor no pudiera guardarla!
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Yo no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise..
Mi voz buscaba al viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
        Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

 
A veces lo triste puede ser maravilloso; maravilloso ver como en algún momento de tu vida pasaste por ahí, como tus sentimientos se vieron ahogados en nubes de tristeza y melancolía para mas tarde salir a flote, para hoy poder mirar atrás con alegría porque superamos aquello, y, con melancolía también, porque yo le queria...y él, él a mí, él....me quería? Quién sabe.... a día de hoy quizá no importe. Pero en algún rincón del mundo alguien pasará por la misma situación que yo pasé, por la misma situación que tu pasaste,, y en algún momento de mi vida quizá yo vuelva a pasar por esa misma situación, aunque el decorado y uno de los personajes no sea el mismo, quién sabe que pasará mañana.....mientras tanto, disfrutemos de nuestro presente y compartamos nuestra felicidad, nuestra alegría, nuestra sabiduría y también nuestras penas. 
Al fin y al cabo, compartir es vivir.





miércoles, 11 de agosto de 2010

¿Enfermedad o paraíso?

Si consultáramos un libro de jardinería, la humedad en la tierra de las margaritas, al igual que la humedad en la tierra de cualquier otra planta, puede producir hongos; el ataque de estos hongos, supone el 95% de las enfermedades de las plantas.
 
Es curioso como un mismo concepto puede tener millones de significados; para muchos seria una enfermedad, para mi sería el paraíso; la vuelta sin retorno al mundo que nunca quise abandonar.

Todos tenemos un recuerdo de infancia, un recuerdo imborrable. Para algunos se representa en sabores, para otros en texturas, lugares, miradas, juegos....Yo tengo muchos y muy bonitos recuerdos de mi infancia, pero cuando trato de acordarme de lo maravilloso de aquellos años, todos mis recuerdos tiene un fondo húmedo, un fondo frío y húmedo. Un fondo lleno de margaritas, de margaritas que oyen, que hablan, de margaritas que te escuchan, incluso margaritas que te secan las lágrimas.






Creo que el niño que tiene una infancia feliz será feliz durante toda la vida. Recordará (al igual que a mi me pasa) su vida pasada, y verá escenas de esa vida pasada en cualquier momento de su vida actual, sonreirá y continuará con el presente, de la mejor forma posible, para labrarnos un futuro decente sin olvidar nuestro pasado. Por eso debemos guardar los recuerdos de nuestra infancia en el cajón mas preciado de nuestra memoria, para que nunca nunca nunca se nos olvide que hubieron algunos que lucharon por nosotros día tras día y noche tras noche. Lucharon y a día de hoy aún lo hacen, para darnos todo aquello ellos no tuvieron o que no les dejaron tener. 

El recuerdo de mi infancia, o al menos uno de los miles de maravillosos recuerdos que tengo esta lleno de margaritas, de margaritas que oyen, que hablan, de margaritas que te escuchan, incluso margaritas que te secan las lágrimas.  Margaritas maravillosas que florecen en la humedad, en la fría  montaña invernal, en los cuartos cerrados llenos de bicicletas y libros viejos y amarillos, en las camas con mantas que pesan y bolsas de agua. 








... Todos tenemos un segundo evocador que nos traslada al pasado, a mi me gusta viajar al pasado con los olores....

martes, 10 de agosto de 2010

Eso, para empezar



Este libro lleva tu nombre, tu aún no lo sabes pero se que algún día lo tendrás entre tus manos y sonreirás imaginando la sonrisa que tengo ahora, como yo sonrío imaginando la tuya.

Me gusta leer un libro y pensar en alguien a quien le gustaría tanto o mas que a mi lo que estoy leyendo. Me gusta la idea de compartir esos momentos de felicidad y riqueza. Me gusta la idea de que con cada libro nos llevamos una pequeña porción de alguien, un poquito de alma, un poquito de sinsabores, un poquito de tiempo, una miaja de sabiduría, una pizca de risa y un puñado de futuro. Me gusta regalar los libros que yo misma he leido y he llevado de arriba a abajo con sumo cuidado (o no tanto). Me gustan los libros viejos, con sus páginas amarillas y sus olores a tiempo, a sueños, a pieles, a manos, a llantos, a sonrisas...Me gustará ver tu cara cuando entiendas el porqué este libro lleva tu nombre.







No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.


                                       GABRIEL CELAYA